Entrevista de Enrique Granda para Tribuna Jirafa, Sobre su libro Antología de Poetas Farmacéuticos Españoles

Pregunta: ¿Cómo se te ocurrió la idea de reunir las poesías de los farmacéuticos, creando La Antología de los poetas farmacéuticos de España?
La idea nace de mi afición por rescatar y mostrar el alma múltiple de nuestra profesión. Así como una farmacopea recoge las fórmulas más representativas de una época, esta antología es un formulario poético, donde los farmacéuticos, además de sus conocimientos técnicos, revelan su mundo interior. Me inspiró especialmente el trabajo de José Luis Urreiztieta, quien desde su botica y tertulia en Navaluenga contribuyó a fundar AEFLA y dejó constancia de una tradición literaria y conversadora muy nuestra, muy de rebotica. Esta antología es continuación de esa estirpe que no debería perderse.
Pregunta: ¿Qué pretendes con este libro?
Más que un libro cerrado, esta antología pretende ser un archivo vivo, un legado en construcción. He querido que, tras esta primera edición, pase a ser patrimonio de AEFLA para que puedan incorporarse nuevos nombres. Aspiro a que se convierta en un espejo donde los poetas farmacéuticos del futuro puedan reconocerse y sentir que forman parte de una tradición rica, bella y humanista.
Pregunta: ¿Qué características tiene esta Antología?
Como en las fórmulas magistrales, he procurado equilibrio y proporción. Todos los poetas están en igualdad de condiciones: el mismo número de páginas, el mismo trato. No hay jerarquías ni valoraciones. Aquí caben todos, desde el siglo XVII hasta nuestros días, sin más criterio que su doble vocación: farmacia y poesía. Y, como todo formulario, está abierto a futuras incorporaciones.
Pregunta: ¿Qué te has encontrado al hacer este libro?
Me he llevado varias sorpresas. Muchos de estos poetas han sido figuras destacadas de la farmacia española: académicos, presidentes de instituciones, incluso Federico Mayor Zaragoza figura entre ellos. Algunos han sido enemigos míos declarados, lo que no me ha impedido incluirles en el libro.
Pregunta: En esta época tan tecnológica, ¿crees que la Inteligencia Artificial destruirá la creación artística?
No. La poesía no puede ser destruida por la IA, sencillamente porque no puede ser sustituida. Podrá imitar la métrica o incluso el estilo, pero carece de alma, de esa emoción que viene del sufrimiento, del amor o del desvelo de una guardia. La poesía es un acto humano, íntimo e irrepetible. La IA no sueña, no pierde a un ser querido, no se emociona con una mirada.
Pregunta: ¿Qué esperas que cambie cuando los farmacéuticos lean esta antología?
Espero que se reconozcan en ella. Que descubran que detrás del rigor profesional también hay espacio para la ternura, la belleza y la emoción. Que comprendan que somos más que expedidores de medicamentos: somos guardianes de una visión humanista del mundo. Y que tal vez, después de leerla, alguien se atreva a escribir su primer verso.
Pregunta: ¿Puede ser la poesía un remedio ante la deshumanización?
Lo creo firmemente. La poesía, como una fórmula magistral, tiene proporciones justas de sensibilidad, belleza y verdad. Frente a una sociedad de inmediatez y pantallas, el verso obliga a detenerse, a pensar y a sentir. Es un antídoto contra la prisa y la despersonalización.
Pregunta: ¿La poesía puede ayudarnos a afrontar mejor el futuro?
Sin duda. Porque la poesía no ofrece respuestas inmediatas, pero sí una forma de comprender el dolor, la pérdida, la esperanza. Y en un mundo donde cada vez cuesta más hablar con hondura, el poeta sigue siendo un faro, aunque sea para unos pocos.
Pregunta: ¿Cuáles son tus tres poemas favoritos de la Antología?
Responder eso sería como pedirle a un boticario que elija su fórmula más querida. Pero si tuviera que destacar tres por lo que simbolizan, tal vez escogería el poema “qué tengo” de María del Carmen Abad Luna, la intensidad de los versos de Margarita Arroyo y la ternura escondida de los haikus de Almudena Barbero. En todos ellos hay emoción, oficio y verdad.
Pregunta: ¿Piensas hacer más libros de este tipo?
La existencia de farmacéuticos poetas, es una parte de mi colección de farmacéuticos que han cultivado aficiones y dedicaciones profesionales muy diversas, demostrando que esta carrera sirve para casi cualquier cosa: tenemos farmacéuticos que han obtenido oposiciones de Economistas del Estado; Inspectores de Hacienda; un sinfín de abogados que son farmacéuticos, y yo he conocido dos farmacéuticos que eran tenientes coroneles de la Guardia Civil. Algún día haré un compendio de todos ellos, incluyendo un diccionario de parlamentarios farmacéuticos que tengo avanzado y que reúne casi dos centenares de diputados y senadores, desde el Estatuto de Bayona, convocado por Carlos IV, hasta nuestros días.
Pregunta: ¿Y ahora en qué trabajas, y me refiero a tu faceta humanista, porque tienes otras muchas facetas que podrían ser motivo de otras entrevistas?
Estoy empeñado en hacer un libro que cuente la historia de la política farmacéutica del franquismo, que completará mis otros cuatro libros sobre la política farmacéutica de la democracia, ya publicados, y en los que he incluido todo lo que ha sucedido desde la aprobación de la Constitución de 1978 hasta el año 2020. Se puede adquirir en Amazon.

P.D. – Enhorabuena Enrique, porque tu obra será inmortal; ya que, con unas pocas palabras, un poeta, hace que se entienda, lo que nuestro entendimiento no podía comprender con muchas.